Carta del editor(a)
Una carta a Madrid y sus cosas.
Esta revista es un proyecto que tengo dando vueltas en la cabeza desde que Madrid me recibió en sus calles. Le llamo revista sólo por darle una categoría, para que pueda ocupar un espacio reconocible en este mundillo de la creatividad. En realidad es como una bola en mi cabeza que cada vez se ha hecho más grande, más presente, a medida que conozco personas, visito lugares, trabajo en proyectos y descubro a gente que hace cosas y ya me ha obligado a hacerle caso y ponerle cara, cuerpo y contenido.
Soy “creativa” (con toda la ambiguedad que el término conlleva y la desconfianza que genera en tus padres y abuelos cuando les dices que ese es tu trabajo) y con FUEGO LENTO quiero dedicar mi creatividad a toda esa gente que goza y sufre por igual con sus propias ideas. En mi paso por Madrid, me he encontrado con gente que además de su trabajo tiene su “también”, también dibujan, escriben, cantan, hacen música, actúan, diseñan, hacen cosas y las dejan de hacer, son constantes en su intermitencia porque así es la cosa con los “y también” de las cabezas creativas.
En mi caso, me ha tomado mucho tiempo entender mi “tipo” de creatividad. No ayuda en eso las instrucciones que nos da la modernidad super eficiente de “encontrar tu nicho” “ser específico” “definirte”. Me gusta la fotografía, pero no soy experta ni quiero serlo. Se me da bien la ilustración, pero conozco muchísima gente más talentosa que yo. Así con todo. Pero paso a paso he entendido que lo mío es la comunicacion, el encontrar ese hilo conductor entre las cosas, la conversación “social”. Me encanta un concepto, pero no me gusta la pretensión, no creo en extremos. Madrid para mí es una estampa de ese intermedio, es una ciudad abierta, diversa sin ser exigente, y disfruto mucho recorrer esos matices, caminar y explorar la línea entre lo pijo y lo guiri y lo autóctono y lo castizo y lo alternativo, de Ponzano a Lavapiés, de Vallecas a Serrano, y así hago lo mejor que puedo por ir sin prejuicio ni juicio por la ciudad desde hace varios años ya.
Dicho eso, sí tengo un filtro exigente: creo que hay un “yo no sé qué” que hace que ciertos lugares sean más “más” que otros (no por eso otros lugares son menos, pero no le recomendarías a un amigo que vaya a comer al Museo del Jamón, por ejemplo). Encontrar esos lugares es como mi deporte favorito, y recomendarlos a alguien es celebrar un gol y que la persona los disfrute y me lo diga, es ganar el partido. Esos lugares a los que queremos ir cuando pensamos en “hacer algo diferente”, espacios creativos, bares, restaurantes, tabernas, salas, casas, que están pensados por y para una idea, un concepto, una atmósfera donde se sienta la idea detrás, donde haya algo que entender, que descubrir.
También creo que está bien ser superficial, aquí nos gusta lo aesthetic, el buen diseño, la photo opportunity, el spanglish ocasional y los stories en instagram, para qué mentir. Soy rubia y tengo permiso para ser tonta, lo dicen los estereotipos. Con FUEGO LENTO quiero crear un espacio entre el selfie y la introspección, lo que está de moda y lo que no tanto. No lo hago sola porque no soy tan inteligente ni sé tantas cosas, y creo que la vida va de encontrar gente que sea mejor que tú en lo que haces y crear espacios para ellos.
FUEGO LENTO es un espacio para descubrir ideas. Una guía de planes en Madrid, si quieres, para que vayamos a tomarnos fotos y subir nuestras stories farándula, y también para que descubramos, compartamos y recomendemos espacios, proyectos y lugares que estén construidos a partir de una idea por gente creativa que se empeña en mirar más allá.
Un espacio para vivir Madrid a fuego lento.