Qué nos enseña Stranger Things sobre la amistad adulta
Acabo de pasar un día entero pegada a Netflix viendo la nueva temporada de Stranger Things (sí mamá, no hice nada hoy). Creo que como a todos, me gusta la serie porque la combinación de historia fantástica y nostalgia por los ochenta y noventa me saca de mis preocupaciones normales (es muy sano olvidarse de que vivimos en el 2022 de vez en cuando).
Pero la serie me hace pensar de otras maneras. La fantasía de California en los ochenta, las permanentes y las ideas de outfit retro no me distraen del todo del tema más recurrente: la amistad. Cada personaje navega las relaciones a su manera, felices, o relajados, o retraídos, o confundidos. En todos veo algo de mí y de cómo me he comportado en distintos momentos, y es divertido reconocer en la serie cosas o actitudes que tienes en la vida real con tus amigos (para bien o para mal).
Por cursi que suene (y he tratado de evitar llegar a esta conclusión pero creo que no hay de otra) creo que el mensaje de la serie es que la amistad puede salvarte, si tú lo permites. Salvarte literalmente de Vecna, o lo que viene a ser lo mismo, de dejarte llevar demasiado por tus propios traumas.
El viaje de Max es el mejor ejemplo de esta teoría: después de que Billy muere, queda traumatizada y culpable, pero se cierra a sus amigos y se aísla de todo el mundo (entendible). Mientras tanto Vecna pasa toda la serie intentando entrar en el “mundo real”, buscando quienes tengan traumas no resueltos para aprovecharse de su “debilidad”. Y aunque Max logra evitarlo incosncientemente durante la primera mitad de la serie (por escuchar a Kate Bush hasta en la ducha) Vecna termina por alcanzarla.
Las referencias son obvias: Vecna es la personificación de los pensamientos instrusivos, depresiones, inseguridades y traumas que algunos podemos tener. Vive en un mundo paralelo porque sólo puede hacernos daño realmente si lo “dejamos entrar” en nuestras vidas: ignorando lo que realmente nos pasa (o con drogas, o evitando a los psicólogos, o ignorando a los amigos)
Para Max, aunque son sus amigos los que le abren la puerta para escaparse del mundo paralelo (poniendole su canción favorita en el momento justo, porque si hubiera empezado a levitar cómo la alcanzan, Netflix??) es ella la que tiene que salir por sí misma. (es lo que hace Eleven más adelante de la forma más drástica posible, y encuentra más fuerza llegando al fondo de su “trauma”, pero eso es otra historia).
Y esto es lo que los adultos tenemos que aprender.
Los amigos son el ancla a la vida real.
Para disfrutar las amistades hay que hacer el esfuerzo por ser vulnerables, porque así se conecta con los otros. No es fácil y habrá mucho ensayo y error, con conversaciones incómodas y silencios raros, pero tú piensa: ¿qué hubiera pasado si ninguno supiera cuál era la canción favorita de Max? Solamente pudieron ayudarla, porque en algún momento ella les dijo que era fan de Kate Bush. En resumen: comparte lo que te gusta con tus amigos, siempre y sin verguenza, que los buenos igual te van a querer.
Los momentos simples son los más importantes.
No necesitas hacer un viaje a la India con tus amigos para tener recuerdos bonitos, ni gastar todo el dinero del mundo en una fiesta absurda. ¿En qué pensaba Max mientras corría hacia el portal de salida? En días cualquieras en la tienda de vídeo, en el mall o en el colegio. Y esos son los momentos que no registramos por estar buscando un plan perfecto, un día perfecto, un viaje perfecto.
Ser adulto y ser amigo no es fácil, pero los niños de Stranger Things nos dan muy buenas pistas sobre lo que hay que hacer. Comparte tus gustos, valora los momentos pequeños, quédate cuando haga falta, aprende a ser vulnerable con las personas que quieres, piensa en lo que te pasa y en lo que sientes, y busca (si no ayuda porque eres orgulloso como yo) al menos compañía.
Y obvio recuérdale a todo el mundo tu canción favorita, nunca se sabe.
